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Thomas Adès dirige a Ravel: “Se atrevió a poner su exquisitez técnica al servicio de una emotividad casi infantil”

Thomas Adès dirige a Ravel: “Se atrevió a poner su exquisitez técnica al servicio de una emotividad casi infantil”

Hace tiempo que Thomas Adès divide los meses de su calendario entre un céntrico apartamento de Londres, donde nació hace 54 años, y una casa modesta pero elegante de Hollywood Hills. “En Los Ángeles disfruto de la naturaleza sin renunciar a las comodidades de una gran ciudad”, cuenta el compositor y director británico al teléfono desde su estudio. “Durante seis meses al año vivo rodeado de coyotes, cuervos, mapaches y hasta serpientes de cascabel”. En ese entorno “onírico y casi irreal”, no muy lejos del jardín de Mabery Road donde Arnold Schoenberg jugaba al pimpón con Johnny Weissmuller, los contrastes con la vieja Europa han encontrado nuevas formas de expresión. “De pronto, un vecino te enseña un escondite, lleno de armas y explosivos, que parece sacado de una película de David Lynch”, reconoce. “Ese reverso oscuro de Hollywood no deja de sorprenderme”.

El asombro que le provoca España es de igual intensidad, asegura, aunque de diferente naturaleza. “La primera ciudad extranjera que visité, con 12 años, fue Bilbao y desde entonces la cultura española ha estado muy presente en mi vida”, confiesa Adès, en vísperas de su viaje a San Sebastián para dirigir este miércoles a la Orquesta Nacional de la Ópera de París y al pianista Kirill Gerstein en el tramo final de la 86ª edición de la Quincena Musical. La primera parte del concierto estará dedicada al 150º aniversario del nacimiento de Ravel. “Ningún otro compositor se ha atrevido a poner la exquisitez técnica de sus partituras al servicio de una emotividad casi infantil”, comenta a propósito de Le Tombeau de Couperin, el Concierto para mano izquierda y La Valse. “Cuando escucho estas piezas me siento como un niño que acaba de presenciar un fascinante truco de magia”.

Thomas Adès, al frente de la Orquesta Nacional de España, durante un concierto en Madrid en 2023.
Thomas Adès, al frente de la Orquesta Nacional de España, durante un concierto en Madrid en 2023.Rafa Martín

El programa continuará con el Concierto para piano que Adès compuso a la medida del “talento desmesurado y la versatilidad sin límites” de su amigo Gerstein, que fue quien lo estrenó en 2019 por encargo de la Sinfónica de Boston. Desde entonces lo ha interpretado medio centenar de veces en salas de todo el mundo. “La partitura se adapta como un guante a la personalidad de Kirill, que combina la frescura del jazz con momentos de intimidad o del más radical virtuosismo, como le hemos visto hacer con Brahms. No se limita a memorizar las obras, sino que las estudia en profundidad hasta extraer todo eso que va más allá de las notas”. Adès se formó también como pianista, pero hace tiempo que eliminó los recitales de su agenda. “Tocar mi propia música me genera ansiedad”, confiesa. “Solo cuando estoy solo me atrevo a poner mis manos sobre las grandes obras de Beethoven, Stravinski y Bartók”.

Thomas Adès en la 66 ceremonia de los premios Grammy, en febrero de 2024 en Los Ángeles.
Thomas Adès en la 66 ceremonia de los premios Grammy, en febrero de 2024 en Los Ángeles. Kayla Oaddams (WireImage)

La dirección, dice, es otro cantar. “En el podio siento que tengo un objetivo que cumplir, aunque solo sea el de convencer amablemente a los músicos de que lo que he escrito no es tan difícil de abordar como puede parecer a primera vista”, bromea. “Al fin y al cabo, es mi propia voz la que suena…”. No será la primera vez que dé forma con la batuta al sonido inconfundible de la orquesta titular de la Ópera de la Bastilla. Con ella ofició en febrero del año pasado el estreno parisino de su ópera El ángel exterminador tras el éxito, la temporada anterior en el escenario del vecino Palais Garnier, de Dante, un ballet inspirado en La divina comedia. “Fueron experiencias de lo más enriquecedoras, pues las labores de foso te obligan a mantener los cinco sentidos alerta”, recuerda. “En los teatros de ópera todo se reduce a una suma de imprevistos que hay que saber gestionar con la mayor celeridad posible”.

Hace dos años Adès recibió el Premio Fronteras del Conocimiento en la modalidad de Música y Ópera que otorga la Fundación BBVA junto a un cheque de 400.000 euros. “Desde que recibí el galardón no acepto plazos de entrega, sino que espero a tener una idea clara antes de concretar una fecha”, se jacta. “O dicho de otro modo: lo que compré con ese dinero no fue otra cosa que tiempo”. Cuando se hizo público el fallo del jurado nadie se podía explicar que su ópera El ángel exterminador, basada en la película de Buñuel, no hubiera elevado un solo telón en España, más allá de los conciertos que él mismo dirigió en el Auditorio de Madrid, al frente de la Orquesta y Coro Nacionales de España, que coprodujo con otras instituciones musicales su sinfonía El ángel exterminador. “La buena noticia es que ya estamos en conversaciones con el Liceu”, confirma. “Si todo va bien, podrá verse allí en 2027”.

El compositor y director de orquesta Thomas Adès, batuta en mano.
El compositor y director de orquesta Thomas Adès, batuta en mano.Marco Borggreve

La obra llegará a Barcelona en el montaje que la Bastilla confió a Calixto Bieito y que, a diferencia de las adaptaciones de Salzburgo, Londres, Nueva York y Copenhague, saca mejor provecho de la estética surrealista con la que Adès, hijo de una historiadora del arte, tanto se identifica. “Crecí rodeado de imágenes de Dalí y viendo películas de Buñuel”, rememora. “Hasta los Monty Python bebían de esas fuentes”. Los cien años que separan su ópera del manifiesto de Breton no hacen sino confirmar lo que Adès llama “patrones cíclicos” entre los siglos XX y XXI, tales como “las pandemias o el auge del autoritarismo”. Tampoco su Concierto para piano escapa al juego de espejos si tenemos en cuenta que su estructura en tres movimientos (rápido-lento-rápido) recoge el testigo de Prokófiev y Bartók. “Cada retorno al clasicismo es distinto, pues debes adaptarlo a tu propio lenguaje”, resuelve.

Por lo demás, la música de Adès remite al presente y, por momentos, hasta se anticipa al futuro, como vinieron a demostrar sus proféticas cantatas America y Totentanz, sobre el colapso social de nuestra época y la peste negra. “Aunque me he ganado cierta fama de Casandra, no soy capaz de percibir más de lo que ya está flotando en el aire que respiramos”, explica el compositor británico, que ha pasado sus vacaciones en las Azores leyendo José y sus hermanos de Thomas Mann. “Ahora que la verdad de los hechos se está viendo amenazada por los relatos alternativos de la inteligencia artificial, los artistas debemos contribuir a preservar las cosas reales”, reflexiona Adès, que lleva varias semanas escribiendo un ciclo de lieder en diferentes formatos. “No hay nada más sólido ni auténtico que la voz humana o que un músico tocando su instrumento frente a una sala llena de público”.

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